Mary Quant (1930-2023) -la icónica diseñadora inglesa- partió el 13 de abril, según confirmó su familia. Nació en Londres en 1930 y treinta años después había revolucionado la moda mundial, desde su pequeña boutique Bazaar en el número 138a de King's Road, Chelsea en Londres. Empezó a diseñar al darse cuenta que sus creaciones de colores vivos y cortes geométricos, tenían mucha más aceptación que las prendas tradicionales que inicialmente pusieron a la venta en el negocio que abrió con su esposo Alexander Plunket Greene (1932-1990) en 1955.

A mediados de la década de los sesenta Londres se había convertido en el epicentro de la moda, al plantear un estilo más desenfadado, práctico y moderno, muy distinto a  lo que por esa época se diseñaba en París o Roma, y Quant lo entendió a la perfección, y es así que  su tienda empezó a ser visitada por jóvenes que buscaban un nuevo estilo y una manera diferente de expresarse. 

Prendas de colores estridentes, medias nylon de encendidos colores, faldas muy cortas que desafiaban el status quo, caracterizaban los diseños de Quant, que rompió para siempre con la estricta moda de la posguerra, anclada en el estilo impuesto por Christian Dior (1905-1957) durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, y al que se le denominó the new look. Quant era todo lo que Dior no era: libertad, autonomía, comodidad.

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Twiggy-1949, la modelo más importante de los sesenta y setenta declaró alguna vez para la revista Vogue en su edición inglesa: “antes de Mary Quant no había ropa moderna para jóvenes, estábamos condenados a vestir como nuestros padres”. La primera vez que Twiggy lució prendas diseñadas por Quant tenía solo 16 años y pesaba un poco más de 40 kilos, era todo lo que las modelos de su época no eran, Twiggy era andrógina, desgarbada y con un corte de pelo muy diferente. 

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Quant vio en Twiggy, el tipo perfecto para el cual sus prendas estaban dirigidas, y juntas casi sin proponérselo cambiaron totalmente el arquetipo que de las mujeres se tenía. Se pasó de las cinturas apretadas y los escotes pronunciados, a un estilo totalmente diferente. Con Quant y Twiggy las cosas nunca más volvieron a ser las mismas; era como si de pronto la mujer hubiera rejuvenecido varias décadas, donde la idea principal era que lucieran cómodas, relajadas e informales. 

La creación de la minifalda fue una consecuencia natural de este estilo libre y a pesar que nadie pone en duda que Mary Quant fue la inventora de esta prenda, el diseñador André Courrèges (1923-2016), realizó una colección de vestidos por encima de la rodilla en 1964. Quant nunca presumió de ser la inventora, pero sus diseños popularizaron esta prenda a nivel mundial. Ella señalaba que no inventó nada, que se limitó a copiar y reinventar lo que veía en la calle, señalando alguna vez en una entrevista: “La creación de la minifalda fue un proceso gradual, que se fue gestando desde una década antes, cuando las faldas se empezaron a acortar”.

Lo que nadie le puede negar a la diseñadora, -más allá de si fue la primera en lanzar la minifalda-, es que nunca tuvo miedo de arriesgarse, y no dudó ni un minuto en lanzar faldas de solo 34 cm de largo en el hoy ya lejano verano de 1964. Al principio sectores muy tradicionales de la moda pusieron el grito en el cielo, pero era una época de cambios y las mujeres vieron en la minifalda una manera de liberarse del yugo de sus padres y sus esposos. Lucir las piernas era cómo gritarle al mundo que finalmente habían dejado la ropa incómoda, las estrechas cinturas, la faja y una moda cuyo objetivo era agradar a otros, para lucir diseños para su propia satisfacción.  

El fenómeno de Quant fue una sensación, pero también generó protestas, al extremo que muchas mujeres conservadoras acudían a las puertas de la boutique Bazaar a pegarle "paraguazos" a las jóvenes que lucían minifaldas; pero evidentemente eran más las que llegaban a la tienda para comprarlas que para protestar. Las puritanas miraban a las jóvenes como si por lucir estas micro faldas fueran a condenarse en el infierno, muchas de ellas les sacaban la lengua desafiantes.

Así como lo hizo Coco Chanel (1883-1971) en la década de los veinte del siglo pasado, la moda de Quant fue más un movimiento social que una tendencia pasajera. La primera logró lo que nadie pudo imaginar, que la mujer dejara las faldas largas y el corset, cambiando la incómoda manera de vestir que había imperado por siglos, reemplazándola por prendas sueltas y cómodas, pero Chanel estaba dirigida a un mercado reducido que podía pagar sus costosas creaciones. La segunda hizo algo muy parecido, pero esta vez el mercado objetivo era la mujer joven, de clase trabajadora, que no tenía presupuesto para adquirir prendas de alta costura, pero buscaba desesperadamente un cambio, quería independencia económica, tomaba la píldora y no tenía temor de decirle al mundo que disfrutaba del sexo.

Mary Quant tuvo la capacidad de trasladar un clamor social a sus prendas de vestir y esa fue la razón de su éxito. La diseñadora no se cansó de decir que la minifalda (llamada así por el coche Mini, y no por su longitud, contrariamente a lo que muchos piensan) era un símbolo de libertad y no de protesta.  

Su tienda Baazar se convirtió en el epicentro del movimiento llamado Swinging London, que en los sesenta convirtió a  la capital inglesa en el corazón de la modernidad y de la vanguardia, totalmente en contraposición con el naciente prêt à porter parisino. Los jóvenes del Swinging London entendían la moda, la diversión y la música como un todo, y Quant así lo interpretó,  creando un estilo asociado a esa manera de pensar; y es que sus prendas eran para divertirse en los pubs, pero también para tomar el metro y llegar al trabajo. Se trataba de una moda versátil para jóvenes en permanente estado de cambio; y esto se reflejaba en detalles aparentemente sencillos como los bolsillos, -impensables para prendas femeninas-, pero que Quant incorporó en todos sus diseños, ya que las mujeres manejaban, vivían solas, tenían dinero y necesitaban un lugar para guardar sus cosas en vez de utilizar un bolso. 

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La influencia de Quant es gigantesca, no hay firma, grande o pequeña, cara o barata, que no se haya inspirado en sus diseños, y es la única que viene a la mente del imaginario colectivo cuando se menciona la moda de los años sesenta. 

Quant planteó un concepto integral, lanzando también una línea de maquillaje con el cual las mujeres empezaron a pintarse de manera muy distinta: delineador marcado, pestañas voluminosas, sombras de colores, que fue casi tan influyente como sus prendas y definió toda una época.

Mary Quant se retiró en el año 2000, vendió su empresa a una compañía de inversión japonesa (uno de sus principales mercados) y que hasta el día de hoy sigue comercializando su línea de cosméticos. En 2009, su minifalda apareció en una edición especial de sellos de correo que rendían homenaje al diseño británico (junto al plano del metro de Londres y las cabinas telefónicas) y en el 2015 recibió el título de Dama de la Orden del Imperio Británico. Hoy ya no está entre nosotros, pero dejó un legado eterno. Descansa en paz Mary Quant.