Tan exclusivos como son los productos de Hermès, no lo son menos las cajas y bolsas con ese color naranja tan característico, que lo convierten en un símbolo de la marca y parte fundamental de la experiencia de compra. Lo que muchos ignoran es que detrás de la selección de este color no es producto de una muy pensada estrategia de "branding", sino más bien producto de un error. Conozca esta interesante historia.
Hermès es sin lugar a dudas una de las marcas de lujo más prestigiosas del mundo, pero lo que muchos ignoran, es que al inicio en el ya lejano 1837 (la marca cumplirá en el 2021, 184 años); se dedicaban a fabricar exclusivamente sillas de montar, en una época donde el caballo era el principal medio de locomoción y que poco a poco, y esto debido a la industrialización, fueron migrando a la fabricación de accesorios de cuero, con los que hoy son conocidos y reconocidos a nivel mundial.
Pero hoy no hablaremos de la historia de la marca, ni de sus exclusivos productos; hoy nos enfocaremos en el empaque y los colores de la marca, que se han convertido en todo un símbolo de la marca francesa.
Las cajas que la marca utiliza, sin importar si son cuadradas o rectangulares, o son utilizadas para empacar, corbatas, sombreros, zapatos , joyería o relojes; son siempre de ese color naranja tan característico que no aparece listado en el pantone de colores. Fabricadas con un cartón sólido y robusto en Francia, no siempre fueron de ese color; inicialmente las cajas de Hermès fueron de color crema, y luego de un tiempo la marca migra al color amarillo. El color naranja que hoy es el emblema de la marca nunca fue una opción y su elección fue más producto de un error que de una muy sofisticada estrategia de branding.
La selección del color naranja fue producto de una contingencia histórica. En 1945 la Segunda Guerra Mundial había terminado, pero París vivía una etapa de prohibiciones y restricciones; escaseaban los alimentos y las materias primas y entre ellas el cartón de color amarillo para fabricar las cajas de Hermès; pero la marca necesitaba operar y así descubrieron a un fabricante que se comprometía a elaborarlas en el color deseado, con la promesa de conseguir en el mercado negro el material.
El día de la entrega, en vez de ser amarillas, todas las cajas eran naranja, cientos de ellas. El fabricante se disculpó señalando que había sido imposible encontrar el color deseado y que el único disponible era el naranja, que era eso o nada. Los propietarios de Hermès no tuvieron más remedio que aceptar a regañadientes las cajas.
Las cajas naranja fueron aceptadas con agrado por la clientela, que entendió que el estridente color era una forma en la que la marca celebraba el fin de la guerra. Durante los sesenta la marca decidió hacerlas en un naranja más encendido aún, que es el que hoy conocemos y que se ha convertido en la imagen y personalidad de Hermès.
Pero la caja no estaría completa si no viene con la cinta de seda en color marrón, llamada en francés "bolduc" que es el complemento perfecto, la cinta apareció en 1949 y si bien el diseño ha cambiado a través de los años, nunca ha dejado de ser marrón.
Hoy existen 188 tamaños diferentes de cajas y sería impensable que un producto con el nombre de Hermès no viniera asociado a una perfecta caja naranja con un lazo marrón; y es que es parte de la experiencia de compra, determinante en productos de alto valor.