La historia de Purificación García (1952) es una historia de esas que merecen ser contadas. Nació en Galicia en un pueblito llamado Castrello del Valle, en el  seno de una familia humilde, que toma la decisión en 1955 de emigrar a  Uruguay en busca de oportunidades que no existían en la España franquista. Se instalan en Montevideo donde sus padres trabajaban de porteros de un edificio; allí pasó su infancia y su adolescencia, frente al mar. Purificación intentó estudiar medicina, pero decidió que no era lo suyo, pero había que trabajar y consiguió un puesto en una fábrica de tejido de punto, donde llegó a ser diseñadora; en paralelo el amor tocó su puerta y se enamora de Daniel Álvarez; sin mucho dinero y grandes planes deciden mudarse a Canadá, donde Purificación realizó un máster en Ingeniería Textil. La vida llevó a la pareja a  Nueva York en 1977, luego a las Islas Baleares y,  finalmente a Barcelona, donde nacieron sus dos primeras hijas, María Ximena y Soledad.

Fue durante su estadía en las Islas Baleares, que Purificación empezó a experimentar con el diseño de prendas, realizaba camisetas que luego vendía caminando por las playas; pronto sus diseños empezaron a tener cierto éxito;  en esa época todo era confeccionado de manera artesanal, pero con mucho buen gusto y cuidando la calidad de los materiales. Al llegar a Barcelona tomó la decisión de empezar su marca, a la cual bautizó con su nombre.

Barcelona recibió encantada los diseños de Purificación, cargados de color, atrevidos y con mucha personalidad; España  vivía por esa época los rezagos de 40 años de dictadura y la gente estaba harta de lo clásico, del gris, del verde, de la uniformidad. Al poco tiempo Purificación ya presentaba sus colecciones en la famosa pasarela Cibeles y en 1985 abre su primera tienda, pero no en España lo hace en  Amberes, de cuya famosa Academia –en la que se formaron Dries van Noten (1958) o Martín Margiela (1953) – llegó a formar parte.

 

Unos inversionistas japoneses la buscaron para asociarse y abrir tiendas en Tokyo y Osaka; desafortunadamente las cosas no fueron bien, las tiendas se tuvieron que cerrar y Purificación vuelve a empezar, abriendo en Barcelona una pequeña tienda-taller para diseñar trajes de novia.

Y entonces llegó la gran oportunidad, y llegó de donde menos Purificación se lo  pudo imaginar.  En 1998 los hermanos Domínguez se acababan de separar; Adolfo Domínguez (1950) se había quedado con el nombre y con una parte de la empresa y les había dado a sus hermanos Josefina, Javier y Jesús una suculenta cantidad con la cual crearon  Sociedad Texti Lonia - STL , pero necesitaban  un nombre que sirviera de gancho empresarial. Se lo propusieron entonces a Purificación García y ella aceptó; ella se encargaría de diseñar las colecciones, tanto de hombre como de mujer y STL de fabricar y comercializar. 

 

La relación entre Purifación y STL no fue "miel sobre hojuelas"; inclusive al poco tiempo de empezar a trabajar tuvieron un conflicto de "padre y señor mío"; STL acusa a Purificación de espionaje industrial y es detenida en el aeropuerto de Vigo;  afortunadamente para ambas partes, pudieron resolver sus diferencias, limar asperezas y continuar; la denuncia fue finalmente archivada.

 

La unión de Purificación con STL ha convertido al grupo en la segunda empresa textil gallega, solamente por detrás de Inditex. Acordándose de lo sucedido con STL hoy Purificación señala “Muchos diseñadores se han quedado por el camino porque no han sabido trabajar con la industria. Quizás es un problema de ego. Tienes que dejarlo a un lado. Cuando firmas con un grupo debes saber muy bien qué te vas a encontrar y asegurarte de que la balanza esté equilibrada: pierdes una cierta libertad de acción, pero ganas en expansión, en capacidad de llegar a la gente, en difusión... Yo al final lo he llegado a entender, pero me ha costado”.

Empresaria de éxito, divorciada y madre de tres hijos, (el último nació en 1990); Purificación se define como  preocupada por los detalles, persistente y muy exigente, pero se reconoce como una mujer de  familia, muy mamá, cariñosa y muy sentimental; aunque la imagen que proyecta es la de una mujer más bien dura, curtida y un tanto distante. 

 

Purificación ha declarado que es fan de Yohji Yamamoto (1943), el emblemático diseñador japonés,  y que le tiene tirria a la tecnología, que le encanta ver televisión y que adora su trabajo, pero siempre y cuando ese trabajo sirva también para ayudar a otros; así la vemos comprometida en diversas causas.

 

Es muy recordada la campaña que hizo Purificación García en el 2014  con las actrices Macarena García (1988), María León (1986), Clara Lago (1990), Adriana Ugarte (1985) y Leticia Dolera (1981), inmortalizadas por el fotógrafo Juan Gatti (1950), fue una manera muy inteligente de aproximarse al mercado de los "millennials", que hoy la tienen como una de sus diseñadoras de cabecera.  

​

Purificación es una defensora de sus diseños básicos; adora por ejemplo sus camisas blancas, las que considera un "must" en cualquier guardarropa y sus pantalones neutros de línea impecable. Piensa que su bolso origami es una de sus creaciones más espectaculares y creativas; y es que eso es Purificación una diseñadora que ama lo que hace y se enorgullece de ello y no tiene ningún pudor en reconocerlo; ha tenido que trabajar muchísimo para llegar a donde está; nada ha sido casual y producto de la suerte.

 

En 2017 fue galadornada con el Premio Nacional de Moda. A la ceremonia de entrega asistió la Reina Letizia que se confiesa admiradora de la diseñadora.