Las esculturas de Marcelo Wong se han convertido en parte del paisaje urbano de nuestra ciudad. Hoy los famosos “gorditos” adornan algunas de las principales calles de Lima. ¿En que momento estas piezas alcanzaron tanto prestigio? ¿Quién es este talentoso escultor? ¿Cómo convirtió su obra en una marca a través de la cual se diseñan y fabrican una gama muy amplia de productos. Conozca la historia de este apasionado artista peruano.
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Nadie podría creer que Marcelo Wong -nacido en Lima en 1978- tomó la decisión de estudiar arte más como una manera de escaparse de tener que estudiar una carrera tradicional, que como una vocación. Alumno promedio del colegio chino Juan XXIII en Lima, no tenía muy en claro que hacer cuando terminó el colegio, así que estudiar arte en la Universidad Católica parecía una opción atractiva, y así ingresó a esta casa de estudios en 1997.
Como suele ocurrir muchas veces en la vida, una decisión casual y no muy clara se convirtió con el paso del tiempo en la decisión correcta; Marcelo se volvió un adicto a su carrera y llegó a la conclusión que a través de la escultura podía plasmar toda la creatividad que llevaba dentro. Su talento no pasó desapercibido durante sus cinco años de estudios, ganando premios y menciones.
Al terminar su carrera tenía claro que haría del arte su medio de vida y así empezó a explorar varias alternativas. En el año 2004 junto con su hermano participó en Casacor, el evento de decoración más importante de Lima y presentó oficialmente la obra que lo caracterizaría: “los gorditos”. En el instante que estas figuras minimalistas, regordetas y tiernas fueron expuestas, el público quedó cautivado por esta propuesta fresca, moderna e innovadora.
A partir de ese hoy ya lejano 2004 han emergido de las manos de Marcelo Wong "gorditos" que representan angelitos, diablos, cocineros, viajeros, hombres de negocios, superhéroes; la lista es interminable y también lo son las texturas con las que son fabricados: resina, acrílico, cerámica, piedra; todo un mundo de formas para recrear este universo de formas redondas pero a la vez estilizadas.
A las esculturas siguieron piezas de carácter utilitario; tazas de café; separadores de libros; centros de mesa; alcancías; porta galletas; poco a poco los “gorditos” fueron teniendo compañía y bajo el sello de Marcelo Wong fueron apareciendo chanchitos, conejos, gatitos, todos con ese sellos tan particular que permite reconocer la obra de este escultor con solo mirarla, entre ellos el típico gato chino Este con la mano levantada que tiene el nombre de Zhaocai Mao, muy popular en la cultura oriental y al cual se le atribuyen dotes de talismán para los negocios.
Hoy la línea de Marcelo Wong se ha extendido a un gran número de categorías; y su tienda ubicada en la calle La Mar en el tradicional distrito de Miraflores se ha convertido quizás en el primer estudio artístico convertido en tienda; un espacio donde los clientes pueden recorrer casi 100 m2 de puro arte, divertido, lúdico y un fiel reflejo de la creatividad de este artista peruano.
Marcelo ha creado lo que muy pocos artistas pueden; extender su obra a varios niveles y sin perder la exclusividad entrar a un mercado más amplio; donde aquellas personas que no pueden adquirir por ejemplo la espectacular escultura de Batman de más de $1000, son muy felices comprando una alcancía de gatito, como es mi caso.
No tengo ninguna autoridad para hablar de arte, pero puedo señalar sin equivocarme que el arte no puede ser entendido como algo inaccesible, reservado para pocos. La obra de Marcelo Wong ha llevado el arte a nuestra cotidianeidad, convirtiéndolo en parte de nuestra vida diaria; una experiencia sensorial a través de objetos de uso diario que hacen que nuestra vida sea más agradable y entretenida y realmente no hay nada mejor que eso.