La Quinta Avenida da positivo al Covid
La alguna vez llamada "la calle más cara del mundo", vive hoy los efectos del Covid19 y se prepara para afrontar un futuro incierto. Hoy son ya muchas las marcas que cierran sus puertas ya que los altos alquileres hacen que sea imposible poder afrontar una época tan difícil como esta.
Probablemente la Quinta Avenida, la calle comercial más famosa del planeta vive sus peores momentos producto de la pandemia. Nadie pudo imaginar que la calle denominada por la Revista Forbes en el 2008 “como la calle más costosa del planeta”, principalmente las cuadras que van desde la calle 49 hasta la 59; hoy trata desesperadamente de retener inquilinos que hasta hace unos años pugnaban por encontrar un local.
Los valores de las rentas, producto de la crisis del retail, iniciada ya hace unos años y hoy coronada por los estragos del coronavirus se ha desplomado y la tasa de ocupación ha caído a porcentajes nunca antes vistos.
Durante el segundo trimestre de este año, la renta promedio ha descendido a $1432 por m2; es la primera vez desde el 2011 que la renta promedio en la emblemática calle se sitúa por debajo de los $1500 dólares por m2. Afortunadamente la reducción del precio promedio no ha afectado radicalmente los valores en las cuadras tradicionalmente más costosas -desde la calle 49, hasta la calle 59- que siguen manteniendo un precio promedio de $2,500 por m2; lo cual significa una reducción del 4.8% respecto del 2019; pero que los expertos calculan que en los próximos meses y a medida que más inquilinos vayan cerrando sus puertas continuarán bajando.
La Quinta Avenida ha sido a lo largo de casi un siglo uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad de Nueva York; visita obligada de millones de turistas del mundo entero que la tienen como destino obligado y caminar las 15 inmensas cuadras plagadas de marcas de lujo, donde comprar es una tentación irresistible.
La pandemia ha frenado el turismo y la “Gran Manzana” no ha sido ajena a este fenómeno que hoy ve con tristeza las cuadras de su calle más emblemática vacías, recordando con nostalgia épocas en las que literalmente no se podía caminar debido a la gran cantidad de turistas que las recorrían.
Es evidente que a este punto ustedes preguntarán ¿y los compradores locales? Es conocido que desde hace muchos años los neoyorquinos dejaron de realizar sus compras en la Quinta Avenida ya que consideraban “stressante” convivir con las hordas de turistas y se desplazaron a otras zonas como el Soho o el Meat Packing District, menos caóticas y no tan “turísticas”.
La falta de público, principalmente turistas, ha puesto en jaque a las marcas que operan en la Quinta Avenida; Valentino por ejemplo; ubicada entre las calles 54 y 55, ha iniciado una demanda contra el propietario del local que hoy ocupa, solicitando poder resolver el contrato de arrendamiento que vence en el 2029; y es que sin ventas es muy complicado hoy asumir una renta de niveles tan altos.
Valentino no es la única marca intentando librarse de un contrato de arrendamiento en la Quinta Avenida; que ya ha visto decir adiós a marcas como Versace, Ralph Lauren o Gap, y recientemente Tommy Hilfiger; que cerró sus las puertas de su local de tres pisos y casi 3,000 m2 al inicio de la pandemia durante el mes de marzo.
A este ritmo, el Covid19 le cambiará la cara a la Quinta Avenida, que tendrá que replantear sus valores de renta para intentar sobrevivir; y es que a veces estas crisis tienen un efecto que nosotros denominamos “efecto balance”; que hace que las rentas se acomoden a la realidad de mercado; y es que la Quinta Avenida podrá ser todo lo icónica que quiera, pero sin clientes y sin tiendas podría convertirse en una calle fantasma. Es una decisión que le compete a los propietarios y ellos tendrán que tomar la decisión de apoyar a los inquilinos o de lo contario perderlos.