En una época en que las Tiendas Departamentales florecían en las grandes ciudades del mundo; en Lima abrió a inicios del Siglo XX, la Casa Welsch, de lejos la tienda más exclusiva de Lima, que reinó durante muchos años en la esquina de las calles Mercaderes y Plateros de San Agustín; hoy Jirón de la Unión y Jirón Ica.
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Contar la historia de La Casa Welsch, es contar la historia de una Lima que se fue y que desafortunadamente no volverá, de una Lima de definitiva inspiración europea que seguía de manera muy cercana lo que sucedía en Madrid, Paris y Londres buscando inspiración para lograr de cierta manera "europeizar" la capital, y que los limeñas que en esa época eran un poco más de 100,000, disfrutaran de la modernidad y sofisticación de las grandes capitales europeas.
El local más emblemático de La Casa Welsch, el que tenía el icónico reloj, fue inaugurado en 1909, pero los orígenes de La Casa Welsch como empresa se remontan a mediados del Siglo XIX, cuando la compañía Geo Ehni & Co., fundada por Georg Ehni, estableció su primer local en la ciudad de Stuttgart-Alemania, dedicada a la venta de relojes, joyería, porcelana y platería. El negocio prosperó de manera vertiginosa y lo siguiente fue la internacionalización. En 1850 la marca abre su primera tienda fuera de territorio alemán y lo hace nada más y nada menos que en Nueva York que por aquélla época tenía una muy importante colonia alemana producto de oleadas de inmigrantes.
Georg Ehni se dio cuenta del potencial de la marca y los productos y decidió replicar la operación de Nueva York, en Ciudad de Mexico, La Habana y Santiago de Chile, y también en Lima, que por esa época era un mercado en crecimiento; así en 1858 abren una pequeña tienda en la calle De la Merced, hoy la cuadra 6 del Jirón de la Unión, donde con mucho éxito empezaron a vender sus productos tanto al por mayor como al menudeo. La Casa Welsch de mediados del Siglo XIX vendía relojes, joyería, porcelanas, cristales, adornos y puros; las limeñas de la época empezaron a frecuentarla debido a la variedad, pero principalmente a la exclusividad de los productos y así La Casa Welsch tuvo dejar el local de la calle De la Merced para mudarse a unas cuantas cuadras, a la calle De la Coca, actual cuadra 4 del Jirón Carabaya.
El local de la calle De la Coca resultó insuficiente para la demanda. La Casa Welsch se había convertido en un referente de muchas de las grandes marcas europeas de relojes, en especial de la marca Longines, de la la cual y debido a las ventas se convirtió en distribuidor exclusivo. La clientela demanda un local más grande; más cómodo y mas moderno y es así que los directivos deciden dejar de estar alquilando locales para construir en la mejor esquina de la mejor calle comercial de Lima su más emblemático local y compran un terreno un terreno en el cruce de la calle Mercaderes, hoy jirón De la Unión No 492, s/n y 498, con la calle Plateros de San Agustín (hoy Jirón Ica No 112, a una cuadra de la Plaza Mayor de Lima. Desde Alemania llegaron los fondos para la compra, pero también los planos de la tienda y la estructura de acero para construir el edificio; y es que para esta tienda los métodos constructivos de la Lima de esa época eran matriz alemana envió los fondos, los planos y la estructura de acero para la construcción del edificio.
El 11 de diciembre de 1909 se inauguró el nuevo local de La Casa Welsch. Los clientes pugnaban en la puerta para conocer esta tienda inspirada en los grandes almacenes europeos. Los responsables de la obra fueron los arquitectos italianos Raymundo y Guido Masperi, quienes habían llegado al Perú en 1884 empapados de la corriente artística llamada art nouveau, la misma que plasmaron en la fachada integral. Los hermanos Masperi durante las primeras décadas del Siglo XX tuvieron el encargo de edificar varios edificios en Lima, los cuales les valieron cinco Medallas de Oro de la Municipalidad de Lima.
El edificio de La Casa Welsch tenía cuatro pisos; un sótano y tres pisos; así cada piso tenía dispuesto un tipo determinado de productos, lo cual fue una total innovación para Lima acostumbrada a comprar en tiendas pequeñas, donde la mercadería siempre estaba detrás de un mostrador. En La Casa Welsch los clientes podían pasearse y recorrer los diferentes pisos, convirtiéndose el recorrido en la principal actividad de las aristocráticas limeñas.
El moderno edificio tenía una gigantesca puerta principal de 4.60 metros de altura, diseñada y fabricada en Stuttgart por el arquitecto Gustav Rottacker, que desafortunadamente no llegó a tiempo para la inauguración del local, ya que el Gobierno alemán obligó a que fuese primero expuesta en el Museo de Artes Aplicadas de dicho país durante dos años.
Como era de suponer La Casa Welsch se convirtió en el lugar preferido de la aristocracia y el lugar favorita de las novias de Lima para realizar la lista de novios y es que todo lo que viniera con el sello de esta marca era sinónimo de sofisticación.
Durante las celebraciones del Centenario de la Independencia del Perú en 1921, la empresa alemana recibió un premio por su participación en la Feria de Lima, un evento inspirado en las Ferias Mundiales que se realizaban en Europa y Estados Unidos, donde La Casa Welsch tuvo un pabellón donde realizó una impresionante exposición de platería alemana y peruana. Tan emocionada estaba la empresa con este premio que mandó a producir 3,000 relojes de bolsillo de tres tapas en plata y 200 en oro a la fábrica de relojes Longines, los cuales llevaban las imágenes de José de San Martín y de Simón Bolívar en las caras. "Me pregunto si este año durante el Bicentenario alguna marca hará algo parecido".
Además del soberbio edificio, toda una innovación para la época, La Casa Welsch será recordada por su famoso reloj, de la marca Longines, que durante muchos años fue llamado "el Big Ben de Lima, un poco en broma, pero también un poco en serio ya que no había en Lima un reloj parecido". El reloj era de fierro y bronce pintado y fue instalado en 1916, siete años después que la tienda fuera inaugurada.
Con el paso de los años el reloj de La Casa Welsch tuvo un dato curioso, ya que si bien era de la marca Longines, a partir de 1942 empezó a lucir las siglas de la empresa International Business Machines - IBM. ¿Qué había pasado? pues que durante una revuelta en el Jirón de la Unión durante los años de la Segunda Guerra Mundial, La Casa Welsch fue atacada evidentemente por sus raíces germánicas, la maquinaría interna del reloj sufrió daños y al no poder enviarlo a Alemania para su refacción, pues se decidió comprar una nuevo reloj de la marca IBM que se instaló en la estructura del reloj original; lo cual dejó feliz a muchos porque era como si los norteamericanos le hubieran ganado la guerra a los alemanes, no en Normandía sino en el Jirón de la Unión.
Desde la esquina del Jirón de la Unión y el Jirón Ica, La Casa Welsch fue testigo de excepción de la historia del Perú; golpes militares, dictaduras, e inclusive el pavoroso incendio de 1975 producto de la huelga policial en febrero que dejó en escombros muchas de las tiendas del Centro de Lima . Pero también desde esa esquina La Casa Welsch también fue testigo de la debacle comercial del Jirón de la Unión y el triste éxodo de muchas de las exclusivas marcas que allí operaban ante el aluvión incontenible de ambulantes, restaurantes de menú o pollo a la brasa y esa nueva Lima que hizo suya lo más parecido a la Quinta Avenida que la ciudad tenía.
En 1991 la situación era insostenible, la crisis económica, la inseguridad, el caos hizo que La Casa Welsch cerrara sus puertas y se trasladara a San Isidro para estar más cerca de sus clientes; en una tienda ubicada en la calle Libertadores a donde también fue trasladado el reloj. El local del Jirón de la Unión estuvo vacío unos años, pero pronto consiguió un inquilino; esta vez muy apropiado para la zona, se trataba de La Quinta, una especie de gran bazaar, que vendía ropa barata en unas mesas como si se tratara de un mercadillo; "que lejos estaban la platería, las vajillas, la porcelana y los relojes, pero como dice Héctor Lavoe; nada dura para siempre".
Afortunadamente la operación de La Quinta si bien es cierto duró unos años finalmente cerró sus puertas, y hoy después de inagotables trámites, Delosi S.A, empresa que tiene en el Perú la franquicia de Starbucks, logró en el 2013 abrir un café en el antiguo local de La Casa Welsch, lo hizo fantásticamente, ya que el café está muy buen puesto y respeta la fabulosa arquitectura del edificio y que hoy en estos tiempos de cambio resulta un ocupante digno para el otrora local de la tienda más espectacular que tuvo Lima durante la primera mitad y buena parte de la segunda del Siglo XX.
Si está en el centro dese unos minutos, visite el café, cómprese un café y disfrute unos minutos de ese espacio en donde aún está impregnada en sus paredes el papel que desempeñó en el retail de Lima y del Perú.