La boutique del papa Francisco
2 de abril 2023
2 minutos
Así como los ricos y famosos se visten en Prada, Chanel o Dior, el Papa Francisco se viste en Gammarelli, una tienda dedicada desde 1798 a fabricar ropa eclesiástica y sastres para el Sumo Pontífice y el alto clero del Vaticano. Se trata de una pequeña tienda ubicada detrás del Panteón en Roma, pero con más de tres siglos de existencia hoy es una auténtica leyenda; y es que ha sido testigo de excepción de los avatares de la Iglesia Católica desde una perspectiva muy particular. Aquí la historia de esta espectacular y curiosa tienda; todo un tributo a las empresas familiares y la pasión por la calidad:
Hace unos meses dos sacerdotes españoles provenientes de Madrid aterrizaron en Roma vestidos de manera tradicional: llevaban camisas y pantalones negros y el tradicional alzacuellos blanco. Llegaban a Roma "de shopping", pero en vez de dirigirse a la muy exclusiva Vía del Corso, donde se encuentran las tiendas de lujo, tomaron un taxi con rumbo al número 34 de la Vía S. Chiara. Al bajar del taxi se quedaron como congelados frente a los escaparates "como si se tratara de niños frente a una dulcería", contemplando las prendas religiosas que esta tienda confecciona. Habían llegado a Gammarelli, que viene fabricando desde 1798, las más sofisticadas prendas para surtir las necesidades del sumo pontífice y el alto clero mundial.
Para el clero, Gammarelli, es lo que para una fashionista Fendi o Prada, y es que a través de más tres siglos de operación, el prestigio ganado, rivaliza con cualquier marca de lujo, claro no vende moda, pero vende tradición a precios altísimos, que convierten sus prendas en auténticos objetos de deseo.
En los escaparates se dejan ver por ejemplo suntuosas casullas de damasco de seda roja y dorada, que es la vestidura más externa que un sacerdote usa para misa; o un sombrero con forma de ventana gótica, usado por los obispos y el papa, llamado mitra; y también calcetines de seda roja para cardenales. Todo lo que un sacerdote podría soñar para estar vestido como mandan los cánones más ortodoxos de Iglesia se encuentra en esta tienda, donde en el escaparate también hay un pequeño letrero que dice: "compra libre de impuestos"; y es que para vender vale todo, así se trate de venderles a los soldados de Cristo.
No vayan a pensar que Gammarelli es una tienda a donde llega poca clientela, todo lo contrario, está permanente abarrotada con clientes provenientes del mundo entero, y siempre se puede ver a Lorenzo Gammarelli, alto con barba, representando la tradición de la familia y dándole una nota de prestigio al local.
Lorenzo y sus primos Massimiliano y Stefano Paolo son la sexta generación de "Gammarellis" a cargo del negocio que inicialmente tenía otra ubicación, pero que desde 1874, cuando su bisabuelo Annibale Gammarelli, -nieto del fundador Giovanni Antonio Gammarelli, primer sastre papal perteneciente a la familia Gammarelli registrado oficialmente en El Vaticano-, mudó la tienda a la dirección que hoy tiene.
El interior es una especie de showroom; un rectángulo profundo, equipado con mostradores de vidrio y estantes fabricados en una madera oscura y brillante. A lo largo de una pared hay pequeños cajones de madera con etiquetas como "gorras rojas" y "cinturones trenzados". Sobre los cajones hay una fila de fotografías como si se tratara de “super modelos” con un letrero que dice “papas vestidos por Gammarelli”, donde se puede ver imágenes que van desde Pío IX (1792-1878), hasta el actual papa Francisco-1936. Pero la estrella sin lugar a dudas es Benedicto XVI (1927-2022), quién, cuando aún era papa, fue elegido en el 2007 como el “El hombre mejor vestido del mundo ” por la revista Esquire. El papa Benedicto XVI, fue un cliente asiduo de la tienda, y se preocupaba mucho de cómo lucía, totalmente diferente al papa Francisco que es definitivamente más austero y sencillo.
Como si se tratara de la "Semana de la Moda en Milán", Gammarelli vive toda una conmoción, y es que cada vez que se debe elegir a un nuevo papa, ellos tienen a su cargo la fabricación del ajuar completo, y como se espera el humo blanco que indica que ya se eligió un nuevo papa, la tienda se vuelve un lugar de atracción para la prensa, ya que se desea que es lo que ha confeccionado Gammarelli para el nuevo sumo pontífice, que si bien no ha variado mucho en cuanto a los diseños, los materiales han cambiado, además que cada papa le da un toque personal a su vestimenta.
Juan Pablo II (1920-2005), por ejemplo optó por utilizar sencillos mocasines, Pablo VI (1897-1978) utilizaba con orgullo la tiara papal que luego envió a un museo, Benedicto XVI reintrodujo "la mozzetta", una capa de terciopelo rojo con adornos de armiño, lo que provocó un escándalo en los medios, debido a su suntuosidad.
Últimamente, la sencillez parece haber ganado la partida, pero esto no significa que no haya preocupación en el corte y los detalles, al punto que a pesar de su austeridad en el 2013, el papa Francisco fue nombrado "El mejor hombre vestido vivo" por la revista Esquire, lo cual evidentemente es un voto de confianza para Gammarelli.
Lorenzo Gammareli, comenta cada vez que es entrevistado: "la relación entre la moda y la vestimenta clerical se remonta al Nuevo Testamento (Mateo 6:28: “Y acerca de la vestimenta, ¿por qué estáis ansiosos?”), pero a diferencia de la alta costura que busca innovar permanentemente, nosotros debemos asegurarnos de mantener la tradición y la calidad por la que somos conocidos hace más de tres siglos".
Curiosamente durante los últimos veinte años, la sastre en jefe ha sido una mujer, Mónica, a quien se la puede ver corriendo entre el probador y el taller, y es que a pesar que los estilos se mantienen, la ropa eclesiástica no es del todo estática. Están las estaciones, gobernadas no por los caprichos de París, Nueva York o Milán, sino por el calendario litúrgico católico. Verde para la hora estándar; púrpura para la Cuaresma y Adviento; rojo para Pentecostés y la Fiesta de los Mártires; blanco para las fiestas más importantes como Navidad y Semana Santa; y el rosa, es solo por dos días del año: el tercer domingo de Adviento y el cuarto domingo de Cuaresma.
En Gammarelli tienen un dicho: L'abito non fa il monaco: “el vestido no hace al monje”, pero se preocupan que las prendas sean impecables y de la mejor calidad; y hoy a pesar de la austeridad del papa Francisco, el está convencido que cuando se celebra una misa, el sacerdote debe estar perfectamente vestido, ya que "es una manera de manifestar respeto hacia Dios".
Con la fama que tiene Gammarelli, pues la marca hoy no es un destino solo para sacerdotes, los turistas caen por miles, y compran lo único que podrían utilizar para sentirse un poco papas sin parecer disfrazados, pues calcetines. La tienda hace unos años solo tenía calcetines de color negro para seminaristas y sacerdotes, morado para obispos, y rojo para cardenales, pero desde hace muchos años tienen un surtido muy completo de colores, al punto que primeros ministros y presidentes los compran; y es que si los usa el papa, pues cualquiera estaría feliz de utilizarlos, "es un poco como tener una especie de atajo al cielo".
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