La barbería más antigua del mundo
Sábado 2 de septiembre 2023
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Si lo suyo es la barba, pues es bueno que sepa que cada primer sábado de septiembre los barbudos están de fiesta, ya que se celebra el Día Mundial de la Barba, día que tiene como propósito visibilizar este estilo estético masculino que nunca pasa de moda y que actualmente es toda una tendencia. Y es que no es un secreto para nadie que hoy hay barberías en cada esquina.
Para celebrar un día tan especial decidimos rendirle homenaje a la barbería más antigua del planeta aún en operaciones; la cual no es otra que Truefitt & Hill, ubicada en Londres y que desde 1805 le viene cortando y arreglando las barbas a los grandes de Inglaterra. Aquí la historia de este fantástico establecimiento.
Si usted es de los que usa barba y está de paso por Londres, con seguridad querrá visitar Truefitt & Hill, la barbería más antigua de la ciudad, con el fin de vivir una experiencia alucinante en manos de expertos que saben mejor que nadie lo que es una barba y los cuidados que requiere.
La barbería es ampliamente conocida y hay que hacer cita para poder ser atendido, más aún después que este establecimiento fuera reconocido por los Guinness World Records cuando cumplió 212 años de operaciones en el 2017.
A través de dos siglos de existencia el personal de Truefitt & Hill ha cortado barbas a innumerables jefes de estado, muchos de los cuales hoy están colgados en retratos que miran a la clientela desde las paredes revestidas de madera del local ubicado en el número 71 de la calle St. James a pocas cuadras de Trafalgar Square. Entre sus clientes legendarios se encuentran los primeros ministros William Gladstone (1809-1998) y Sir Winston Churchill (1874-1965), cuyo barbero, de apellido Holgate, se jubiló en el 2001 después de 82 años de servicio.
Truefitt & Hill siempre ha tenido grandes clientes, nombres que hoy nos dejarían con la boca abierta: desde el gran escritor Oscar Wilde (1854-1900), también el conocido como el primer metrosexual del mundo Beau Brummell (1778-840) y personalidades del cine de oro de Hollywood como Frank Sinatra (1915-1998), Cary Grant (1904-1986) y Fred Astaire (1899-1987).
Con esta trayectoria el establecimiento se ufana de ofrecer un auténtico trato real a cada uno de sus leales clientes. Ha arreglado a los monarcas británicos durante nueve reinados consecutivos y consiguió el Sello de la Casa Real Británica por solicitud de Su Alteza Real el Duque Felipe de Edimburgo (1921-2021). Durante los últimos años de vida del príncipe Felipe, él ya no visitaba el establecimiento, en cambio era visitado en el Palacio de Buckingham por la que se convirtió en sus últimos años en su peluquera y barbera: la señora Wendy Langley.
Truefitt & Hill a pesar de ser la barbería más antigua del mundo, ha pasado los últimos 45 años en un local ubicado en el corazón del distrito de clubes de caballeros de Londres, una zona, exclusiva, snob, y donde en muchos casos se tomaron decisiones determinantes para el destino de los británicos.
La barbería y peluquería fue abierta en 1805 por William Francis Truefitt que inicialmente fue un local de venta de pelucas y postizos, en un local ubicado en el número 2 de Cross Lane el 21 de octubre de 1805, justamente el día de la batalla de Trafalgar. En 1811, se mudó con su único empleado, su hermano, el señor Peter Truefitt, al 40 de Old Bond Street, donde fue nombrado oficialmente como fabricante de las pelucas del rey Jorge III (1738-1820). Las pelucas masculinas eran tan necesarias como hoy lo sería un smartphone.
Las pelucas se pusieron de moda después de que fueran adoptadas a mediados del siglo XVII por el rey Luis XIV de Francia (1638-1715) y el rey Carlos II (1630-1685). La caída del cabello era un síntoma típico de la sífilis, que por esa época estaba muy extendida en la población masculina "ya ustedes imaginan porqué", de modo que la calvicie estaba estigmatizada, era sinónimo de promiscuidad. Las pelucas más largas también ayudaron a ocultar las llagas faciales causadas por la afección. La palabra "pez gordo" fue acuñada para referirse a los ricos que podían permitirse tocados extravagantes.
La Revolución Francesa y el impuesto creado por el primer ministro británico William Pitt (1759-1806) para el polvo perfumado utilizado para enmascarar el olor de las pelucas iniciaron la tendencia hacia un pelo más corto y natural, pero esto no terminó de golpe con la moda; al punto que “Las mejores pelucas castañas de Truefitt” obtuvieron un reconocimiento literario del novelista William Makepeace Thackeray (1811-1963). Charles Dickens (1812-1870), también mencionó el nombre de este establecimiento llamándolo "el lugar de los excelentes peluqueros".
En 1935, Truefitt & Hill adquirió el salón del Sr. Edwin Hill y se mudó a un local más grande en Old Bond Street. Hoy la empresa tiene filiales en Estados Unidos, Canadá, Australia, India, Malasia, Singapur, Tailandia, Corea del Sur y hasta en Azerbaiyán.
Sin embargo, es en el local de St James Street a donde anualmente y a modo de peregrinación los turista amantes del más exclusivo arreglo y corte de barba, acuden durante los fines de semana y hacen cola esperando turno. Su relajado estilo de vestir contrasta con los clientes habituales que acuden durante semana vestidos de traje y corbata y relucientes zapatos tipo Oxford.
La clientela puede incluir varias generaciones de una misma familia. Según el joven barbero David Olds, un cliente habitual recientemente trajo a su hijo de 10 meses para que le hicieran su primer corte. Los cortes de pelo y el afeitado húmedo, tienen un costo de £45, y son el servicio más solicitado, pero también se ofrecen masajes faciales y manicuras, que se ofrecían mucho antes que el hombre cayera rendido por el cuidado personal.
Aunque los barberos vestidos con un tradicional chaleco poseen las habilidades técnicas para replicar, digamos, el último peinado vanguardista del cantante Zayn Malik-1993, tal vez sea justo decir que la mayoría de los clientes acuden a Truefitt & Hill en busca de servicios tradicionales, como la aplicación de un tónico perfumado en el pelo, que dejará el cuero cabelludo con una fragancia exquisita y varonil.
La barbería tiene políticas estrictas respecto a la música o el uso de celulares, la idea es preservar una rara y hoy poco común atmósfera de calma.
Si logra ser atendido se recostará en un muy cómodo asiento de cuero que con seguridad le ayudará a evocar a los soberanos y primeros ministros de Inglaterra que pasaron por ese mismo lugar, de modo que por unos minutos puedes sentirte fácilmente como un príncipe, e inclusive como el mismísimo rey.