Jeremy Scott deja Moschino
26 de marzo 2023
3 minutos
El director creativo de Moschino, Jeremy Scott; decidió dar un paso al costado y dejar de ser el “corazón” de la marca de lujo italiana, después de una década de colecciones irreverentes con un muy marcado “estilo pop”.
El diseñador norteamericano realizó un muy escueto comunicado de prensa, señalando que se sentía orgulloso del legado que dejaba y que su trabajo para la marca en estos años había sido toda una celebración a la imaginación.
Los que no conocen la carrera de Scott, con seguridad no imaginan que nació en una granja cercana a Kansas City – Misuri, y que desafiando los convencionalismos de su entorno, se convirtió e un ícono de la moda mundial. Acá la historia:
¿Cómo logra un chico nacido en Kansas City – Missouri, y criado en una granja, llegar a convertirse en uno de los diseñadores más influyentes de nuestra época? Pues definitivamente con talento pero principalmente con mucho pero mucho trabajo.
Hace unos días Jeremy Scott-1975, -quién por una década tuvo a su cargo la dirección creativa de la marca Moschino-, decidió dar un paso al costado, para ver que le depara el destino. La renuncia del diseñador sorprendió a muchos, pero los que conocen su trayectoria, pues saben que Scott siempre está en búsqueda de más y dispuesto a arriesgar todo con tal de hacer realidad sus sueños. Si uno mira hacia atrás en la carrera de este artista, pues comprueba ese carácter impetuoso que siempre lo ha dominado, y es que desde muy temprana edad se la ha pasado tomando decisiones radicales con la finalidad de hacer lo que le apasiona.
Desde muy niño fue “literalmente atrapado” por el mundo de la moda, y que descubrió leyendo a escondidas las páginas de la revista Details, donde conoció a personajes como Jean Paul Gaultier-1952, Franco Moschino (1950-1994) y Thierry Mugler (1945-2022). Influenciado por estos personajes empezó a vestirse muy a su estilo, lo que le valió ser víctima de bullying en la escuela, pero los insultos y las burlas no lo amilanaron, sirvieron para que tuviera claro que en Kansas City no podía vivir y es así que después de clases se matriculó en lecciones de francés y de japonés. Scott estaba totalmente seguro que en Europa o Japón estaba su destino.
Apenas termina la escuela, Scott parte con muchas ilusiones y muy pocos recursos a estudiar moda en el Pratt Institute en Brooklyn - Nueva York. Paralelamente a sus estudios consiguió un trabajo como becario en la filial norteamericana de Moschino, donde llegó a la total conclusión que si quería ser alguien en la moda debía partir a París, a donde llega en 1996. Scott pensó ingenuamente que su talento sería reconocido rápidamente y las casas de modas se lo disputarían, pero la situación fue totalmente diferente, pasó hambre y en ocasiones dormía en las estaciones del metro de París.
Después de intentar lograr trabajo, se dio cuenta que su atrevido estilo no era entendido y que la única oportunidad de hacerse un espacio en el muy competido mercado de la moda europea era lanzando su propia marca. En 1997 lanzá su primera colección, la cual presenta en un bar muy cercano a la Plaza de la Bastilla, toda la colección fue realizada en la misma tela con la que se fabrican las prendas desechables en los hospitales.
Muchos no entendieron la propuesta del diseñador, pero los propietarios de Colette una muy famosa “concept store”, decidió exhibir la colección en sus vitrinas. El impacto fue inmediato y así después de mucho trabajo y frustraciones, la carrera de Scott empezó a despegar.
Es en ese momento en la cantante Björk-1965 toma contacto con el diseñador y le encarga el diseño del ajuar para el World Tour llamado Homogenic: 1997-1999. Scott decide vestir a la cantante islandesa de ángel, cosa que a ella le encantó. De pronto el diseñador criado en una granja del centro de Estados Unidos, se convirtió en un referente de la moda mundial, el ascenso fue meteórico, al punto que en el 2001 el diseñador Karl Lagerfeld (1933-2019) dijo que si él dejaba la casa Chanel, el único capaz de sucederlo era Jeremy Scott.
Scott había logrado el sueño de alcanzar el éxito en Europa y cuando muchos pensaban que reinaría desde París, él decidió regresar a Estados Unidos, concretamente a Los Ángeles, ciudad que estaba muy lejos de ser la capital mundial de la moda, pero a donde Scott llegó para buscar inspiración y como él decía “estar más cerca de la gente”, y es así como empezó a realizar famosas colaboraciones con marcas como Adidas en el 2002, lanzando las Adidas Forum Wings, o la francesa Longchamp en el 2006, todas con mucho éxito. Sus diseños se vendían como “pan caliente”.
En el 2013, una vez más Scott sorprende a propios y extraños y decide aceptar un trabajo como director creativo de Moschino, diseñador con el que se identificaba porque para él, la moda era un vehículo para manifestar una posición un punto de vista y vaya que en estos diez años al frente de la marca Scott lo hizo.
Durante estos años en Moschino, Scott se hizo famoso por sus desfiles, que más que desfiles eran auténticas producciones teatrales, donde quedan en el recuerdo aquélla inspirada en la reina María Antonieta (1755-1793), donde las minifaldas y el look de muñecas recortadles de las modelos dejó con la boca abierta a todos. En estos diez años Scott realizó colaboraciones con muchas marcas, entre ellas H&M que disparó las ventas de la fast fashion o con Mattel al vestir a Barbie con sus diseños.
Scott ha sido el tercer diseñador a cargo de la marca. El primero fue evidentemente su fundador, el diseñador italiano Franco Moschino (1950-1994), quién la fundó en 1983, captando la atención mundial por sus atrevidos diseños influenciados por la cultura pop de la época. Al morir Moschino, la marca contrató a Rosella Jardini-1952, quién llevó las riendas de la marca por casi dos décadas, conduciéndola al nuevo milenio y vistiendo a íconos del pop con sus creaciones como Madonna-1958 y Lady Gaga-1986. En el 2013 y con el deseo de tener al frente de la dirección creativa a un diseñador con una visión más contemporánea, la marca contrata a Scott, que ya por ese momento era toda una celebridad.
Scott tenía ideas frescas e innovadoras para una marca de lujo y quedaron fijas en la memoria colectiva las colecciones con imágenes de McDonald's, Hershey's, Budweiser, y Bob Esponja. Scott transformó los muy sofisticados accesorios de la marca en objetos de uso diario, desde carteras con la forma de Cajita Feliz o porta celulares con la forma de botellas de líquido de limpieza.
En estos diez años el diseñador vistió a las más famosas celebridades de la música, donde se recuerdan por ejemplo a Katy Perry-1984 para el Super Bowl del 2015, a Cardi B-1992 para la Met Gala del 2018 o a la rapera Megan Thee Stallion-1998. Para la última entrega del Oscar -este mes de marzo-, Scott vistió a Angela Bassett-1958 and Tessa Thompson-1983.
Cuando la pandemia obligó a los diseñadores a dejar las pasarelas, Scott decidió hacer los desfiles en formato de cortometraje, donde los asistentes al desfile fueron nada más y nada menos que marionetas, donde resaltó la que representaba a la icónica Anna Wintour-1949, una figura emblemática y terriblemente crítica en el mundo de la moda. Scott declaró en su momento: “cuando hago un desfile, estoy creando personajes, cada modelo tiene un papel clave en una producción”.
La última colección de Scott para Moschino fue presentada el pasado febrero en el Milán Fashion Week y para los expertos fue de las más discretas que el diseñador ha presentado, a pesar que las modelos vestían trajes de falda, prendas de punto, joyas de oro macizo y peinados altísimos.
Jeremy Scott aún no ha comunicado sus planes futuros, o si relanzará su marca propia, lo que si podemos asegurar que sea lo que haga su inconfundible se hará notar; y es que para él la moda debe ser divertida y no debe ser tomada tan en serio.
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