La fascinante historia del "ungüento mágico" que lleva más de un siglo en el mercado, merece ser contada. Son millones de personas alrededor del mundo que han crecido utilizando este producto, que se ha convertido en el remedio mágico para muchos males y enfermedades; y si bien es cierto no podemos asegurar que las cure; el Vick VapoRub es el secreto mágico de millones de madres y abuelas; que le tienen una fe ciega
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Es inconfundible, y basta sentir su característico aroma para reconocerlo; independiente si a uno le gusta o no, no hay persona que a leguas no reconozca el característico olor del clásico Vick Vapo Rub; favorito de madres y abuelas y el remedio mágico para muchos de los males; inclusive en época de pandemia algunas fanáticas recomendaban comerlo, ya que eso mataba el virus; pero no hay ningún estudio que lo pueda respaldar; era básicamente una más de esas mágicas propiedades atribuidas a este centenario ungüento.
El Vick VapoRub, nació hace 129 años y a pesar del tiempo transcurrido y la aparición de otros y mejores productos la gente lo sigue comprando por sus "poderes curativos". En América Latina es la región del mundo donde más se vende principalmente por las historias que se han tejido a través de generaciones alrededor del producto. No hay familia latina que no pueda contar alguna historia relacionada al producto, y las enfermedades que mágicamente curó; desde el catarro común y las alergias, hasta las picaduras de insectos, los hongos, la caspa, los labios resecos, y hasta "la tristeza".
La historia del Vick VapoRub se remonta a fines del siglo XIX, cuando el farmacéutico estadounidense Lunsford Richardson (1854-1919), nativo de Selma en Carolina del Norte, donde ya todo un "treitón" conoció a Mary Smith durante una visita a Greensboro Carolina del Norte a 150 kilómetros de Selma; el flechazo fue inmediato y en 1884 se casan en una sencilla ceremonia. Juntos deciden emprender y abren en Selma una pequeña farmacia donde desarrollan un ungüento a base de mentol dirigido principalmente a bebes con problemas respiratorios al cual bautizaron con el nombre de Vicks en honor al hermano de Mary -cuñado de Lunsford-, el Dr. Joshua W. Vick, que los ayudó económicamente en el emprendimiento.
Después de operar con éxito la farmacia en Selma deciden venderla y se mudan a Greensboro y adquieren una nueva "The Porter and Tate Drugstrore". Durante los años en Greensboro desarrollaron una serie de productos con el nombre de Vicks; -hasta 21 productos diferentes- pero el producto principal seguía siendo el ungüento al cual decidieron añadir un misterioso producto que provenía de Japón, llamado "menthol"; ¿les suena familiar?. Inicialmente este producto tuvo el nombre de "Vicks Croup and Pneumonia Salve", antes de llamarse como hoy lo conocemos Vicks VapoRub.
El ungüento era definitivamente el producto más vendido, y al ser de uso externo tenía muy pocos riesgos. Los clientes estaban impactados con las bondades de este remedio, que les permitía aliviar las molestias en el pecho y la cabeza, además de la tos y las afecciones respiratorios. Era en esa época lo más parecido a lo que hoy se conoce como antigripales; y la manera no era muy diferente de como hoy lo utilizamos; había que frotar el ungüento en el pecho del paciente para que, al respirar los vapores emanados del bálsamo, estos se fueran directo a los pulmones.
La publicidad del la época era el clásico "boca a boca" y la demanda obligó a los Richardson a trabajar día y noche para satisfacer el deseo de adquirir este ungüento mágico, aparentemente milagroso. Para 1898 el producto finalmente fue bautizado como hoy lo conocemos Vick VapoRub.
En paralelo a esta creciente demanda; en 1918 los primeros casos de una rara gripe fueron reportados en Filadelfia; rápidamente la gripe se expandió por toda la costa este de Norteamérica; había llegado la "Gripe Española" y parecía que nada la detenía ¿les suena familiar?
El mismo Richardson creador del mágico ungüento cayo enfermo y murió en 1919 de neumonía y no hubo Vick VapoRub que lo salvara; la gripe española parecía imparable, al punto que se llevó la vida de 675,000 personas sólo en norteamerica.
Como suele suceder a pesar de la tragedia las ventas se dispararon y de vender en 1918 $900,000 al año; para finales de 1919 las ventas se habían casi triplicado cerrando con ventas de $2.9 millones. Al pasar la gripe española la empresa siguió diversificando sus productos, todos con base al Vicks VapoRub, entre ellos unas gotas para la gripe.
Para 1948, Edward Mabry (1897-1989), quién se había unido a la empresa al término de la Primera Guerra Mundial, se convirtió en CEO de la empresa a la cual rebautizó como Vich Chemical Company y que a través de ella empezó a lanzar nuevos y más variados productos; como jarabes o spray nasales; todo bajo el paraguas de Vicks.
Durante estos años el producto llega a Latinoamérica y aquí en estas tierras de realidades mágicas al estilo de Macondo, el ungüento casi lo curaba todo; las abuelas y las madres le dieron esa propiedad y las leyendas se empezaron a tejer; "tómate una cucharada de Vicks VapoRub para curarte de gripe, o el famoso periódico caliente y Vick VapoRub en el pecho, toda la noche"; y de esas otras miles. El Vick VapoRub se volvió parte de nuestras vidas como la pasta de dientes Colgate o el jabón Lux.
En 1985 la empresa fue vendida al gigante P&G, Procter and Gamble que lo relanzó con un slogan asociado con esta relación del producto con las abuelas y madres: "Vick VapoRub: "Lo único más poderoso que la caricia de mamá" y después en 1993 "la caricia que alivia".
Lo cierto es que el producto es una de esas "love marks" que las personas tienen tatuadas en el corazón y en el 2020 cuando explotó la pandemia muchos sugerían que el Vick VapoRub era la cura inmediata. Lo cierto es que más allá de las propiedades que el ungüento tenga hoy se venden más de un millón de galones al año; con lo cual tenemos Vick VapoRub para rato.
