Durante la pandemia las Bodegas de Barrio han desempaño un rol determinante; antes del estallido de Covid19 muchos pronosticaban su desaparición debido a la expansión de las Tiendas de Conveniencia; pero hoy más que nunca el bodeguero de barrio se mantiene firme como un formato de retail poderoso y con fuertes vínculos emocionales con los clientes.
Por: Christian Aparco
christian.aparco@retaillaboratorio.com
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“Siempre en su casa, presente está, el bodeguero y el cha cha cha, Vete a la esquina y lo veras, y atento siempre té servirá”; esta canción de 1956 es una muestra que las bodegas de barrio han sido parte de nuestras vidas desde hace muchos años, inclusive mucho antes que llegaran los minimarkets, supermercados, hipermercados, y demás formatos con los que convivimos hoy en día.
Las bodegas de barrio han sido, son y serán el primer contacto comercial que tendremos los peruanos con los productos de uso diario; son parte intrínseca de nuestra vidas y constituyen pieza fundamental de la dinámica de nuestros barrios, sin importar si uno vive en San Isidro, Villa María del Triunfo, Magdalena o Carabayllo, las bodegas ahí están siempre presentes, probablemente con un “look” diferente en función de cada zona pero son y serán nuestra primera alternativa de compra.
Respecto de su desarrollo futuro antes del Covid19 habían dos posiciones; a) una decía que la aparición de los supermercados y diversos formatos modernos las desplazarían y las reducirían a su mínima expresión, b) la otra manifestaba que sin importar del desarrollo de las grandes cadenas las bodegas continuarían en franco crecimiento. Hoy después de más de un año de pandemia validamos esta segunda opción, porque hoy más que nunca las bodegas siguen siendo una real alternativa de compra y también una opción de negocio real para miles de emprendedores que hoy han visto en esta categoría una posibilidad de "reinventarse".
Se calcula que las bodegas de barrio y los mercados tradicionales, facturarán este año más de S/20,000 millones, el doble de lo que facturan en conjunto todos los Tottus, Plaza Vea, Wong o Metro del país; esta es una cantidad que deja en claro algo: "sin importar las pandemias, los virus o las crisis los mercados tradicionales en el Perú no desaparecerán, seguirán creciendo y desarrollándose y los formatos modernos tendrán que resignarse a competir con ellos para siempre". Lo que va a suceder es que las bodegas de barrio se ajustarán a los nuevos patrones de compra y se irán modificando para ajustarse a los nuevos patrones de compra, pero ahí seguirán como la punta de lanza del retail en cualquier ciudad del Perú.
Con la premisa que las bodegas existirán y nadie ni nada las sacará del juego, éstas seguirán creciendo dependiendo del Distrito donde se encuentren. En Lima tradicional, entendiéndose como aquellos distritos que concentran a la población de los segmentos A y B, las bodegas tendrán un crecimiento mucho más lento, por tres razones: los valores de los alquileres, los complicados permisos municipales y el desarrollo en estas zonas de los formatos modernos.
En Lima-Norte, Lima-Sur o Lima-Este, la situación será muy diferente, las bodegas seguirán en franco crecimiento ya que las barreras de entrada al rubro son mucho más bajas que en distritos de niveles económicos más altos; a esto tendríamos que añadir que los grandes proyectos de vivienda están ubicados en estas zonas periféricas y por lo general el primer contacto con el comercio en estos nuevos desarrollos lo constituyen las bodegas que se instalan inicialmente de manera muy precaria, una ventana con una reja es suficiente para ir evolucionando poco a poco a locales más establecidos.
A pesar de que el formato continuará desarrollándose la categoría no es fácil; 30% de las bodegas que abren terminan cerrando o cambiando de giro, esto debido a la feroz competencia; se calcula que en el Perú hay una bodega por manzana, eso deja realmente 150 metros como zona de influencia directa, por lo que hay que saber competir. Adicionalmente el avance de los supermercados impacta el crecimiento en determinadas categorías principalmente cuando realizan promociones. Los Bodegueros no la tienen fácil pero seguirán dando la lucha sea con pandemia, Covid19, sepa brasileña o sepa sudafricana; porque en el negocio de las bodegas de barrio siempre hay una oportunidad.
¿Dónde está la oportunidad? 63% de la población va todos los días a la bodega y existen ventajas muy arraigadas en los patrones de compra de los peruanos que hacen que acudan a la bodega diariamente y la prefieran. Señalaremos los 3 más importantes:
1.- Cercanía: La bodega de la cuadra o de la esquina, es casi el patio trasero de la casa, no importa acudir varias veces, está muy cerca. Los supermercados tienen un radio de influencia más grande y no están tan a la mano, requieren un esfuerzo de traslado más importante; si se acabó la leche o nos quedamos sin Coca Cola es evidente que la bodega será la alternativa, ya que se encuentra a máximo una cuadra de distancia.
2.- Conveniencia: En la bodega se encuentra todo lo básico; es muy poco probable que no se encuentre lo que uno busca salvo si se trata de algún producto muy especializado; pero desde hace ya muy buen tiempo muchas bodegas de barrio manejan perecibles, como fruta, verdura o pollo, con lo cual la oferta se amplia.
3.- Servicio: La atención en estos formatos es personalizada, ya que la bodega es atendida principalmente por personal femenino que en la mayoría de casos es la misma propietaria, es decir se trata "de amas de casa que le venden a amas de casa"; hablan el mismo idioma y se entienden. En este tipo de servicio también está incluido el crédito que aún funciona en muchas bodegas y entendido como un plus y que en los barrios se denomina "cuenta" y en la mayoría de los casos es un crédito que se honra y cumple; "son pocos los vecinos que si tienen la suerte que el bodeguero del barrio les de crédito no cumplan con él".
Con estas ventajas la bodega de barrio tiene el futuro asegurado y en estos meses de pandemia lo han dejado muy en claro ya que son una alternativa frente a los supermercados y mercados tradicionales que no vemos como competencia, sino como formatos complementarios. La competencia de la bodega de barrio es otra bodega de barrio y ahí es donde se encuentra el principal reto.
Nuestros amigos bodegueros tienen el futuro asegurado, obviamente en muchos distritos de Lima no podrán seguir creciendo al mismo ritmo, básicamente por los valores de renta, pero en otros con seguridad crecerán, principalmente en aquéllos donde hay una gran cantidad de nuevos desarrollos residenciales, como Puente Piedra, Carabayllo, o Lurín.
Frente a aquéllos que dicen que el desarrollo de los supermercados terminará por detener el crecimiento de las bodegas de barrio, pues creemos que están equivocados. Las Bodegas deberán replantear su oferta, quizás modificar las reglas básicas de operación pero que vayan ha desaparecer o disminuir radicalmente no lo vemos sucediendo: recuerden que una bodega de barrio abierta en 1942, se convirtió en una de las cadenas de supermercados más importantes del Perú.