Los franceses mantienen una dulce y duradera relación con los éclairs -que en español se traduce como “relámpago”-  desde hace muchos años y esto no nos debe sorprender, ya que desde que hicieron su aparición haya por el Siglo XIX -cuando se les conocía como pain à la Duchesse o como petite Duchesse-; la fascinación de los franceses por este pastel realizado con pasta choux, relleno con crema pastelera y cubierto por una capa glaseada del mismo sabor que la del interior, no ha disminuido en absoluto, convirtiéndose a través del tiempo en "el postre" por excelencia. La invención se le atribuye al pastelero de la familia real francesa Marie-Antoine Carême (1784-1833).

 

En Francia pastelería que se respeta ofrece éclairs, preparados según la receta tradicional, pero también elaborados en formas innovadoras y atrevidas. En estos más de 200 años de existencia, el tradicional éclair ha evolucionado muchísimo y en un mundo donde impera una gastronomía cada vez más sexy, influenciada por sabores del mundo; hoy este postre se presenta en muchos lugares en versiones realmente espectaculares, donde se combinan diferentes ingredientes, texturas, colores y acabados; al punto que hoy la receta tradicional se percibe un tanto aburrida y pasada de moda. Hoy son muchas las  pastelerías francesas que compiten por la versión más sofisticada o el más nuevo sabor.

Una de las pastelerías que ha tomado el desarrollo del éclair muy en serio es L’Éclair de Génie,          -quizás el mejor ejemplo de ésta evolución-, la pastelería que inició operaciones en el 2012 en un local en el tradicional Segundo Distrito de París, ha logrado dar un salto cuántico y convertir a este postre en una experiencia a los sentidos, llevando al éclair a un nuevo nivel, que si ya en su receta tradicional es delicioso, las versiones que esta pastelería presenta son espectaculares y a la vez una obra de arte en sí mismas.

 

Atrás de L’Éclair de Génie, se encuentra Christophe Adam (1972); Maestro Pastelero nacido en el pequeño pueblito de Landivisiau ubicado en la región de Bretaña, que ganó prestigio y reputación trabajando primero en las cocinas del Hotel Crillon de París y luego en Le Grand Café Fauchon, y que hoy ha logrado hacer de sus maravillosos éclairs  todo un suceso gastronómico.

Christophe Adam se ha encargado a través de sus atrevidas combinaciones, de vestir a los éclairs de etiqueta. En sus preparaciones utiliza  elementos decorativos como por ejemplo polvos de oro y de plata comestibles o sal rosada traída del Himalaya; y a nivel de sabores lo ha probado todo: desde el ácido  yuzu, pasando por chocolate con sal, el pistachio naranja, o el popcorn acaramelado. Pareciera que las opciones de L’Éclair de Génie son infinitas y es por esa razón  que tiene una clientela devota y asidua que cada vez que visita las tiendas se sorprende con nuevas versiones. 

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El sólo mirar los éclairs en las vitrinas de exhibición de las tiendas constituye toda un experiencia, es como estar en museo; la explosión de colores, la perfección de los detalles es realmente asombroso y evidentemente resulta imposible comerse uno, y una vez que lo hiciste...pues es otro y otro más.

Los más ortodoxos pasteleros al principio criticaron la propuesta de Adam, pero luego de un tiempo no tardaron en reconocer su talento y creatividad. Hoy es muy común ver a las personas hacer cola en sus dos locales, el primero de la Rue Montmartre, o el ubicado en la Rue de Pavée.  L’Éclair de Génie también tiene un “corner” en el Food Hall de las Galerías Lafayette, en el boulevard Haussman.

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Si tiene pensado ir a París luego de que las cosas en el mundo se tranquilicen, L’Éclair de Génie debe ser una parada obligada, le recomendamos el éclair de praliné noisette o el de pistachio; pero en realidad el que usted quiera, todos son espectaculares, al darle el primer bocado lo que usted pensaba de los éclairs habrá cambiado para siempre.