Dovima, la modelo más famosa del mundo
Viernes 1 de septiembre 2023
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Hoy con seguridad muchos no tienen ni idea quién fue Dovima, la que en su momento fue la modelo más famosa del mundo; claro esto ocurrió en la década de los cincuenta del siglo XX. Pero a pesar del tiempo transcurrido ella sigue siendo un auténtico ícono atemporal, ya que representa todo lo que la moda significaba en una época donde sofisticación y la elegancia clásica eran el standard. La historia de esta legendaria modelo, no se reduce a pasarelas ni sesiones fotográficas, su vida es de esas que merecen ser contadas en una película, ya que fue descubierta literalmente cuando caminaba por las calles y de ser una sencilla vendedora, pasó a conocer la gloria, la riqueza, pero curiosamente murió sola y muy pobre. Aquí les dejamos esta crónica, a la vez un tributo a un personaje fantástico.
Si preguntáramos aleatoriamente a cualquiera que camina por las calles que significa la palabra Dovima no dudamos ni por un segundo que alguien nos contestaría con mucha seguridad: “Dovima es una marca de mantequilla”, pero Dovima de marca de mantequilla nada tiene, se trata de una icónica modelo cuyo nombre real es Dorothy Virginia Margaret Juba y que conoció la fama durante la década de los cincuenta en el siglo XX; en una época donde el negocio de la moda era muy distinto al que hoy conocemos. Nació el 11 de diciembre de 1927 en Virginia, y muy joven se convirtió en uno de los rostros más reconocibles y cotizados del mundo de la moda.
El nombre Dovima no fue la creación de ningún diseñador, fotógrafo, ni agencia publicitaria. Ella misma lo inventó de niña (una abreviación de las primeras iniciales de sus tres nombres, Dorothy, Virgina, Margaret = DOVIMA) con el fin de crear una amiga imaginaria para resolver una infancia muy solitaria. Al crecer el nombre le siguió gustando y exigió que su familia dejara de llamarla Dorothy y se refiriera a ella como Dovima; era una manera de sentirse diferente, exótica y glamorosa, a pesar de vivir en un barrio de clase trabajadora en Nueva York.
Su carrera comenzó de manera casual, casi como un golpe de suerte. Ella caminaba con prisa, por las calles de Nueva York rumbo a su trabajo, (una sencilla tienda de dulces, donde se desempeñana como vendedora). Mientras caminaba preocupada por llegar tiempo, alguien se percató de su belleza y potencial. Desde una esquina Horst P. Horts (1906-1999), un reputado fotógrafo de moda de la revista Vogue la miraba, mejor dicho “la scaneaba” y quedó fascinado; al punto que no dudó ni in segundo en acercarse a la joven que por esa época tendría apenas 18 años. Horts con amplia experiencia en estas lides, vio en ella ese “algo especial”, y de inmediato trató de convencerla para que intentara ser modelo, Dorothy no le hizo mucho caso, inclusive comentó en una entrevista posterior que hasta se asustó.
Ella le dijo a Horts casi de manera rotunda que no estaba interesada, pero el persistente fotógrafo insistió; no iba a dejar pasar una belleza de ese tipo, era la combinación de perfecta de misterio y absoluta elegancia. Dovima era por esa época menor de edad y si ella se negaba, pues la madre era la mejor opción. La clave era sentarse con la progenitora y explicarle el mundo al que su hija podía acceder. No era la primera vez que se encontraba frente a respuestas negativas, pero al final terminaba doblegando a la madre y ella pues convenciendo a la hija; se trataba de un juego que él había jugado muchas veces, y del cual siempre había resultado ganador.
En la reunión con la madre, las cosas salieron totalmente diferente a lo planeado. La familia de Dovima pertenecía a una típica familia norteamericana de clase trabajadora, de ascendencia irlandesa-polaca sin mayores pretensiones, y que vivían en el muy popular barrio de Jackson Heights. Evidentemente para una familia de este tipo el mundo del modelaje estaba tan alejado de su realidad como hoy para nosotros lo podría estar el planeta Júpiter. Pero Horts era un "astuto zorro viejo" y al final logró convencer a ambas. Madre e hija quedaron fascinadas del mundo de fantasía que estaba a su alcance con solo decir sí.
Con el descubrimiento de una belleza de este tipo, Horts no dudó ni un minuto en tomar acciones inmediatas. En principio la llevó al estudio de Irving Penn (1917-2009), uno de los más grandes fotógrafos del momento para una sesión fotográfica que le abrió las puertas del mundo de la moda. Como si se tratara de una película, a los pocos meses de ser descubierta Dorothy que ya era oficialmente conocida como Dovima, subía a un avión con rumbo a París para conocer en vivo y en directo al diseñador más influyente del momento: Christian Dior (1905-1957), quién fue el que vio en ella el retrato exacto de la "mujer ideal" para lucir sus diseños: alta, elegante, delgada, con un cuello larguísimo, y ese aureola de realeza que al diseñador tanto le gustaba.
Dovima se convirtió en un "maniquí" (término utilizado en ese momento para referirse a las modelos de alta costura) y fue contratada en exclusiva para la casa de moda Christian Dior, lo que de paso la convirtió en la modelo mejor pagada del mundo. Trabajó de la mano del diseñador francés en la presentación de muchas de sus colecciones y en paralelo para las principales publicaciones de moda como Vogue y Harper's Bazaar. Su belleza, elegancia y capacidad para lucir los diseños de Dior, no pasaron desapercibidos para otros diseñadores, entre ellos el gran español Cristobal Balenciaga (1895-1972) con quién también trabajó. Dovima era admiraba y su imagen literalmente tocaba los cielos. No había revista ni fotógrafo de moda que no quisiera tenerla como modelo.
Uno de los momentos más icónicos de la relación entre Dovima y Christian Dior fue su participación en la sesión de fotos realizada por Richard Avedon (1923-2004), que luego se convirtió en la famosa imagen "Dovima with Elephants -1955". La imagen la muestra vestida con un elegante vestido de noche del diseñador francés, mientras posa entre dos elefantes en el Cirque d'Hiver de París. Esta imagen en particular se ha convertido en un hito en la historia de la fotografía de moda.
La belleza de Dovima también llegó a la pantalla grande y en 1957, interpretó a Marion, un papel menor en la película "Funny Face" donde Audrey Hepburn (1929-1993), que tenía el rol principal, interpretaba de alguna manera la vida de Dovima: la joven sencilla vendedora de una tienda de libros en Nueva York, que de la noche a la mañana, de la mano de un fotógrafo y una muy influyente editora de moda, se convierte en una super modelo. El filme, fue nominado a cuatro premios Óscar en 1958; y hoy es una película de culto de la que muchas otras se han inspirado.
Contrariamente a su exitosa carrera como modelo, su vida personal y amorosa distaban mucho de ser felices. En 1949 con 22 años se casó con Jack Golden, del cual se divorció ocho años más tarde en 1957, tras vivir en constante estado de zozobra. Jack era violento, adicto a la bebida y no podía soportar el éxito de su esposa, siendo el maltrato físico una manera de descargar sus frustraciones.
Buscando la ansiada estabilidad, ni bien se divorció de Jack inició una relación con Allan Murray, con quién se caso a finales de 1957 y que fuera el padre de su única hija Allison, que nació en 1958. Desafortunadamente el patrón se volvió a repetir. Allan también la golpeaba, cosa que Dovima no pudo soportar, en 1963 ya estaba divorciada, en un proceso que dejó a la acaudalada modelo en una situación económica más que deplorable.
El trabajo la ayudó a cerrar heridas, pero ya no era la joven belleza estilo cisne de la década anterior y además en los sesenta los patrones de belleza estaban cambiando, el prototipo deseado se alejaba del que Dovima tenía, los diseñadores preferían modelos menos perfectas como por ejemplo Penelope Tree. La imperfección empezó a verse como un sello especial y el trabajo para Dovima se fue diluyendo. Viendo que como modelo las cosas no funcionaban, Dovima abrió una agencia, con la idea de descubrir y representar nuevos talentos, pero el negoció fracasó. Le costó mucho sobrevivivir durante los setenta y encontró en el alcohol una puerta de escape.
En 1982 conoció a Casper West Hollingsworth, con el cual se casó el mismo año, más que por amor, para lograr cierta paz y estabilidad. Casper murió cuatro años después de la boda y Dovima quedó en la más absoluta pobreza. Realizó trabajos menores para subsistir, y la más fantástica modelo de los cincuenta terminó trabajando en los ochenta en una pizzeria de Fort Lauderdale como anfitriona y a veces mesera.
Su adicción al alcohol le pasó factura y en 1989 fue diagnosticada de cáncer al hígado, enfermedad que al final fue la causa de su muerte. La fabulosa Dovima murio un año después, exactamente el 3 de mayo de 1990 con solo 62 años, curiosamente en la misma época que las hoy llamadas “supermodelos” emergían: una casta de jóvenes bellísimas, reflejo de una época muy distinta a la que a Dovima le tocó vivir.
Dovima vivió momentos de gloria, pero también de profunda depresión, pero nadie puede negar la influencia que marcó durante toda una época, donde la belleza tipo cisne, perfecta, de cuellos largos y look aristocrático era la preferida de los diseñadores. Hoy muchos no la recuerdan pero desde acá le rendimos un homenaje a una de las supermodelos más espectaculares de todos los tiempos.