Al inicio de las década de los veinte Coco Chanel (1883-1971) ya era todo un suceso en la "Ciudad Luz"; había ganado una extensa clientela dentro las damas más encumbradas de la sociedad parisina; pero también entre las amantes de políticos y millonarios. Coco Chanel se movía cómodamente entre éstos dos mundos que caían rendidos a sus pies. Atrás quedaba su llegada a París en 1909 como amante de Étienne Balsan (1880-1953) empresario textil y la pequeña tienda de sombreros que inicialmente abrió en la planta baja de su apartamento. 

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En 1920, Coco Chanel tenía 3 boutiques: París, Deauville y Biarritz; desde éstas ciudades dictaba moda y creaba tendencias; pero ella quería más. Desde hacía unos años barajaba la idea de crear un perfume que describiera a la mujer moderna que ella misma había inventado a partir de sus diseños; pero sabía que no lo podía hacer sola.

 

Coco Chanel tenía un pasado de pobrezas y carencias y esto era algo que  podía perjudicar el proyecto del perfume. La historia de la diseñadora que con esfuerzo y trabajo se abría un espacio en el exigente mundo de la moda francesa funcionaba bien; pero para ser el relato detrás de la creación de un perfume se convertía en un handycap. Para resolver este detalle Chanel llegó a la conclusión que requería del apoyo del mejor perfumero que fuera posible encontrar.

A pesar de sus muy pobres orígenes, Chanel era una obsesiva de la limpieza; amaba la sensación de frescura y limpieza que dejaba el baño y el aroma del jabón en su cuerpo. Ella se quejaba amargamente del olor que las mujeres en París tenían; y lo definía como "una muy repulsiva mezcla de perfume con un terrible olor a humanidad". 

 

Cuando  decidió que un perfume era lo que requería para consolidar su posición como diseñadora; tenía clarísimo que "la frescura debía el atributo más importante de la fragancia", pero era complicado encontrar un perfumista que lo consiguiera, ya que si bien Francia tenía una bien ganada reputación en elaborar perfumes; las fragancias francesas eran tremendamente fuertes, ya que el objetivo era contrarrestar la aversión al baño y las consecuencias de no hacerlo; además lograr una fragancia con notas frescas que durara varias horas era algo que para la época resultaba complicado. En esos días la única manera de crear fragancias frescas era utilizando cítricos como limón, naranja y  bergamota; y el problema de éstas esencias es que duraban muy poco en la piel. 

Durante el verano de 1920, Coco Chanel fue de vacaciones a la Costa Azul con su novio de turno; el duque Dmtri Pavlovich (1891- 1942) y en una fiesta a la que ambos fueron invitados se enteró de la existencia de un perfumista ruso llamado Ernest Beaux (1881-1961) que había trabajado para el Zar de Rusia antes que los bolcheviques acabaran con él y con toda su familia. Beaux vivía para ese momento en Grasse, la cuna de la perfumería francesa, a sólo media hora de donde Chanel se encontraba. Al día siguiente, manejando su convertible, fue en busca de Beaux; le contó de su proyecto y él sin dudarlo aceptó de inmediato ser el artífice del perfume de la reina de la moda francesa.

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Le tomó varios meses conseguir la fragancia perfecta. Beaux presentó 10 muestras a Chanel; las primeras cinco numeradas del 1 al 5 y las otras numeradas del 20 al 24. Después de más de tres horas Chanel se decidió; eligió el número 5: "de allí el nombre".

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Los que fueron testigos del trabajo de Beaux, comentan que la muestra número cinco fue producto de un error; ya que Beaux utilizó aldehídos; que son básicamente esencias sintéticas, en una cantidad que nunca antes se habían utilizado, se le pasó un poco la mano, pero ese error dio origen a la fragancia ganadora.

La versión por la cual Coco Chanel al final se decidió, era todo lo que ella había deseado: un perfume realmente pensado en la mujer con aroma de mujer; con suaves notas de jazmín, rosas, sándalo, vetiver y vainilla. 

 

Para probar si estaba en lo correcto, decidió invitar a Beaux y unos amigos a un lujoso restaurant de la Riviera Francesa; Chanel inundó la mesa con el aroma del perfume; y como si se tratara de una carnada, cada mujer que pasaba cerca no podía resistir preguntar de dónde venía ese aroma. Ese fue el momento en el que ella confirmó que el perfume sería un éxito. Esa noche las mujeres cayeron rendidas frente a una fragancia nueva, pensada en el deleite de quien lo usaba y no para agradar a otros.

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Pero antes de lanzarlo al mercado faltaba un detalle muy importante: "el envase". Chanel quería algo muy distinto a los tradicionales por esa época, exageradamente recargados inspirados en los cristales de Lalique y Baccarat. La visión de la diseñadora era que el frasco no rivalizara con el perfume, para lo cual dicen unos, se inspiró en los envases de colonia para hombres de la casa Chavret y otros en un decantador de whiskey que Arthur Capel (1881-1919), uno de los amantes de la diseñadora utilizaba. La primera versión del frasco lanzada en 1922, diferente a la que hoy conocemos, tenía los bordes redondeados; era pequeño y delicado. En 1924 se pasó a la versión que ha llegado hasta hoy: un frasco de líneas geométricas, recto, sólido, transparente y que Chanel definía como perfecto. 

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Chanel no realizó ningún lanzamiento, ni campaña publicitaria para difundir su fragancia; fueron sus propias clientas las que se encargaron de promocionar el producto al punto que se agotaron las existencias. El éxito fue inmediato y para 1924 se decidió crear una sociedad exclusiva para la comercialización del perfume: Les Parfums CHANEL.

La fama del perfume atravesó el océano y pronto las sofisticadas norteamericanas lo empezaron a demandar. A finales de la década del 30 el perfume ya era conocido mundialmente y se recuerda como dato curioso que al final de la Segunda Guerra Mundial los soldados norteamericanos hacían cola en la puerta de la tienda Chanel en  Rue Chambon para conseguir un frasco de perfume.

 

Desde 1959 el envase de estilo minimalista se expone en el MoMA - Museo de Arte Moderno de Nueva York  y Andy Warhol lo convirtió en un diseño pop art. La fama del perfume llegó a su climax cuando a la actriz Marilyn Monroe (1926-1962) se le preguntó qué se ponía para dormir y ella respondió, “No duermo desnuda, me pongo unas gotas de Chanel n°5".

En la actualidad se venden más de 10 millones de botellas al año, y actrices como Catherine Deneuve-1943, Ali MacGraw-1939, Nicole Kidman-1967 o afamadas modelos como Carole Bouquet-1957 o Gisele Bündchen-1980 han sido imagen del perfume. En el 2012 Chanel decidió hacer algo totalmente diferente y lanzó una campaña en la que la imagen era el actor Brad Pitt-1967. El año pasado  Lily Rose Depp-1999, modelo y actriz de apenas 21, hija del actor, Johnny Deep-1963 fue la elegida. La idea de la marca es aproximar el producto a nuevas generaciones.

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Chanel n°5 cumple 101 años y es de lejos el perfume más vendido de la historia. Su fragancia sigue cautivando, rodeada de un misterio que su creadora hábilmente diseñó y no es de extrañar que según los cálculos cada 30 segundos se venda una botella.