Es sin lugar a dudas la terraza más tradicional de la ciudad de Lima para tomarse un café y comer, pero principalmente para conversar. El Café Haití en Miraflores cumplirá el próximo año 60 años, y desde aquélla calurosa mañana de febrero de 1962 en la que abrió sus puertas, ofreciendo uno de los mejores café expreso de la ciudad, ha sido también testigo silencioso de todo lo ocurrido en Lima durante la segunda mitad del Siglo XX. Conozca la historia de éste café y todo lo que ha vivido en más de medio siglo de existencia, que se dice fácil pero no es poco.
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El Café Haití, en la primera cuadra del avenida Diagonal en el muy tradicional distrito de Miraflores, está allí desde que tengo memoria, "y debo dejar claro que hace muchos años deje de ser un adolescente". Su terraza ha sido testigo silencioso de la historia de la ciudad de Lima durante la segunda mitad del Siglo XX, y desde sus mesas se han tejido miles de sueños, planes y proyectos, así como han sucedido discusiones, acalorados debates y una que otra riña memorable, al punto que hoy resulta imposible imaginarse Miraflores sin el Café Haití, que a través del tiempo ha pasado a convertirse en un punto de referencia para locales y extranjeros, no sólo por su magnífico café -que es verdaderamente espectacular- sino porque su terraza sin pretensiones y de corte familiar, es de lejos la más importante del país, convirtiéndose en una especie de imán para varias generaciones.
Muchos piensan que el Café Haití inició su mágica historia en Miraflores, pero lo cierto es que para buscar las raíces de este café debemos viajar hasta la ciudad de Santiago y retroceder en el tiempo hasta el año 1948, donde encontramos a Antonio Neri Noferi, un emprendedor de nacionalidad Italiana que llegó a Chile poco tiempo después de la Segunda Guerra Mundial y que en 1948 decide abrir una cafetería que bautizó con el nombre de Indianápolis; el negocio empezó a marchar bien y decidió abrir en la calle Ahumada 140 un segundo café al cual bautizó como Haití que aún hoy se encuentra en operaciones.
En 1952 Antonio Neri decide dejar Santiago y se traslada a Lima -muchos dicen que por razones sentimentales- para hacer lo que mejor sabía hacer: "preparar café" y así inauguró el mismo año el Haití Café en la antigua Plaza de Pizarro al costado de Palacio de Gobierno y no tardó mucho tiempo para que el estilo "dicharachero" de Neri y la calidad de café hicieran que el Café Haití del centro de Lima se convirtiera en el "lugar preferido" de la Lima de los años cincuenta donde en sus mesas se sentaron figuras como el periodista Alejandro Miró Quesada (1915-2011), el político Manuel Ulloa (1922-1992), el escritor Mario Vargas Llosa-1936, el político Pedro Beltrán (1897-1979) y el gran Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), entre otros.
En 1962 Neri empieza a advertir que el centro de la ciudad ya no era el lugar adecuado para operar, muchas revueltas y marchas espantaban a la clientela y toma la decisión de mudarse al muy exclusivo y definitivamente menos convulsionado distrito de Miraflores donde abre un nuevo café con el mismo nombre pero de estilo más moderno, en la primera cuadra de la avenida Diagonal. La inauguración se dio exactamente el 23 de febrero en pleno verano de Lima y desde ese momento la terraza del café paso a ser el lugar de reunión casual más importante del distrito, un lugar para tomarse un café y en esas épocas fumarse un cigarro (estaba más que permitido y a nadie le molestaba), disfrutar del sol y conversar, conversar y conversar, convirtiéndose el café con los años en un punto de referencia, ya que era muy común escuchar "nos vemos en el Haití".
El próximo año el Café Haití cumplirá 60 años desde que abrió sus puertas en Miraflores y evidentemente en todo éste tiempo el café se ha ido modificando a las necesidades, gustos y preferencias de la clientela. Hoy las riendas del café están en manos de Stefano Arfinengo Neri, descendiente del fundador que lo ha remodelado pero sin perder ese encanto de la decoración de los sesenta y sen dejar de ser lo que siempre fue un café informal, pero con una carta que además del tradicional y espectacular café expreso, hoy combina con una selección amplia de opciones para desayunar, almorzar y cenar. Son famosos su lomo saltado, la ensalada César, la impresionante suprema de pollo y la sopa criolla.
A lo largo de todos estos años el Café Haití ha vivido literalmente de todo: golpes de estado, dictaduras militares, terrorismo, coches bomba, hiperinflación, recesiones, paquetazos, y a pesar de todo eso allí continuaba, con sus puertas abiertas, sus mozos uniformados, y listos para proporcionar un excelente maravilloso café en los momentos más difíciles. Parecía que el Haití era inmune a todo, bueno eso parecía hasta la aciaga noche del 15 de marzo del 2020 en la que el presidente Martín Vizcarra-1963 anunciaba la cuarentena absoluta causada por el COVID-19. El Café Haití se vio obligado a cerrar y a los pocos meses se empezó a filtrar en algunos medios que no abriría nunca mas.
En noviembre pasado los propietarios anunciaron que contrariamente a todos los rumores el café no cerraría sus puertas, lograron una renegociación de la renta y aprovecharon los meses de cierre para remodelar, invirtiendo $150,000 para presentar su mejor cara a su fiel clientela. El Café Haití abrió nuevamente el 7 de diciembre con menos aforo, menos personal, pero manteniendo la misma calidad de siempre y por supuesto continuando con la tarea de seguir siendo la mejor terraza para tomarse un café en Lima.
